En esta ocasión nuestro objetivo de anillamiento es una especie bastante común "Saxicola torquata", aunque también nuestros consejos son aplicables a su pariente cercana y más excepcional "Saxicola rubetra", que muestra un comportamiento muy similar en cuanto a trampeo se refiere.
Tratándose las tarabillas de unos pajarillos muy territoriales que circunscriben su actividad a un área determinada (bordes de camino, lindes de escasa vegetación, pequeñas acequias, eriales, cultivos herbáceos), y que frecuentemente usan posaderos, sobre todo los machos, desde donde emiten sus cantos y llamadas, el lugar idóneo para colocar los cepos-malla es en las inmediaciones de estos posaderos y en zonas donde hayamos detectado su presencia. No será difícil localizarlas porque es una especie bastante conspicua que se deja ver a cualquier hora del día y que con sus llamadas o chirríos se delata fácilmente.
Los cepos no es necesario enterrarlos, pero sí es conveniente remover un poco la tierra para atraer su atención. Como cebo podemos usar tenebrios (gusano de la harina) u hormigas aladas indistintamente, aunque si el terreno es oscuro son más efectivos los tenebrios y si la tierra es clara o blancuzca resultan más efectivas las "alúas". En cuanto nos retiremos del lugar, las tarabillas, bastante confiadas y curiosas, no tardarán en entrar en los cepos.
Como normalmente vamos a encontrar las tarabillas en parejas o a lo sumo en familia, nuestras capturas no serán muy numerosas, por ello, con cuatro o cinco cepos por zona tendremos suficiente. A veces, incluso, se ha capturado una pareja en el mismo cepo.
Debemos ser prudentes y no trampear en la época de cría durante la incubación y cría de los polluelos, ya que podemos interferir en el proceso e incluso provocar el abandono del nido. Mejor dejar las capturas para cuando los pollos ya sean volantones y poder así anillar ejemplares de diferente edad.
Aquí en la foto observamos la captura de una hembra y un macho, respectivamente.